¿Qué es el trastorno por déficit de atención e hiperactividad?
El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es un trastorno del neurodesarrollo que implica una alteración en diferentes zonas cerebrales. Es un trastorno crónico, aunque en función de la edad de la persona y las demandas del ambiente, pueden prevalecer unos síntomas sobre otros.
El diagnóstico del TDAH es clínico y es muy importante que el profesional pueda realizarlo de forma temprana para que la persona pueda acceder a las intervenciones y a los tratamientos adecuados y así obtener el apoyo necesario lo antes posible.
A continuación, aportamos información que puede ayudarte a conocer más en profundidad el TDAH.
Identificación de los síntomas del trastorno por déficit de atención e hiperactividad
Teniendo en cuenta el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-V), los criterios diagnósticos para el trastorno por déficit de atención e hiperactividad para adultos y para adolescentes y niños incluyen la siguiente sintomatología que puede afectar a dos o más contextos (académico, laboral, familiar, social, emocional):
1. Déficit de atención
Hace referencia a la dificultad para prestar atención a los estímulos relevantes del ambiente e inhibir los estímulos que son irrelevantes en un momento determinado. Seis o más de los siguientes síntomas se han debido de mantener durante al menos seis meses. Para adolescentes y adultos se requiere un mínimo de cinco síntomas:
- Dificultad para prestar atención a los detalles o cometer errores por descuido.
- Dificultad para mantener la atención ante tareas rutinarias y aburridas.
- Dificultad para seguir instrucciones y terminar las tareas escolares o laborales.
- Dificultad para planificar y organizar tareas y actividades. Las personas con TDAH viven en el presente y les cuesta mucho hacer predicciones sobre el futuro o planificar y organizar tareas futuras.
- La persona parece no escuchar cuando se le habla directamente.
- Evitación o poco entusiasmo en iniciar tareas que requieren un esfuerzo mental sostenido (por ejemplo: tareas escolares, domésticas, preparación de informes, etc.)
- Perder cosas necesarias para tareas o actividades.
- Distraerse fácilmente por estímulos externos.
- Presencia de olvidos de cosas, tareas o actividades cotidianas.
2. Hiperactividad e Impulsividad
La hiperactividad hace referencia a la necesidad de estar en continuo movimiento y a la imposibilidad de controlar dicha conducta hiperactiva, mientras que la impulsividad hace referencia tanto a la impulsividad a la hora de pensar como a la hora de hacer las cosas. Seis o más de los siguientes síntomas se han debido de mantener durante al menos seis meses. Para adolescentes y adultos se requiere un mínimo de cinco síntomas:
- Juguetear con las manos o los pies o moverse en el asiento.
- Levantarse en situaciones en que se espera que se permanezca sentado.
- Corretear o trepar en situaciones en las que no resulta apropiado.
- Dificultad para jugar o para ocuparse tranquilamente en actividades recreativas.
- Dificultad para estar quieto durante un tiempo prolongado.
- Hablar excesivamente.
- Responder inesperadamente o antes de que se haya concluido una pregunta.
- Dificultad para esperar el turno.
- Interrumpir o meterse en las conversaciones, juegos o actividades, empezar a utilizar las cosas de otras personas sin esperar o recibir permiso.
En el diagnóstico de TDAH, se especifica si hay síntomas predominantemente de déficit de atención, de hiperactividad e impulsividad o de ambos tipos.
Además de estos tres síntomas principales, hay una serie de procesos en los que las personas con TDAH pueden tener dificultades a lo largo de su vida:
- Autocontrol: dificultad para gestionar sus emociones y sus conductas.
- Memoria de trabajo: hace referencia a la memoria que permite mantener temporalmente la información en la mente con el fin de completar una tarea o una actividad. Las personas con TDAH suelen tener dificultades en este tipo de memoria. Por ejemplo, pueden no recordar la pregunta que han hecho o la respuesta que acaban de darle.
- Control interno del tiempo: se refiere a un déficit en el manejo del tiempo. Por ejemplo, las personas suelen subestimar el tiempo que va a tardar en hacer una tarea, no tienen una noción del tiempo adecuada del momento del día en el que está o del día de la semana que es.
- Automonitorización: hace referencia al lenguaje interno y a los pensamientos que se tienen sobre lo que se está haciendo y cómo se está haciendo. Las personas con TDAH suelen presentar dificultades en la autoevaluación a tiempo real sobre lo que están haciendo.
- Automotivación: la motivación de las personas con TDAH suele ser extrínseca, es decir, proviene de fuera, ya que suelen realizar conductas por las recompensas que pueden obtener.
- Dificultad para aprender de experiencias pasadas: tienen dificultad para aprender de los resultados y de las consecuencias de la conducta y para ello suelen necesitar un mayor número de experiencias o de ensayos.
Consecuencias del trastorno por déficit de atención e hiperactividad sin diagnóstico oportuno
El TDAH sin un diagnóstico adecuado puede desencadenar una serie de consecuencias en los diferentes ámbitos de la vida de la persona, tanto en la infancia, en la adolescencia, como en la edad adulta. Algunas de ellas pueden ser:
- Déficit en el rendimiento escolar.
- Problemas en las relaciones sociales y aislamiento social.
- Desarrollo de una baja autoestima.
- Desarrollo de problemas emocionales como ansiedad o depresión.
- Dificultades en el trabajo que pueden llevar a un bajo rendimiento laboral y/o dificultades para mantener un empleo. Las personas con TDAH suelen necesitar cambiar frecuentemente de empleo.
- Mayor número de conductas de riesgo como el consumo de alcohol y sustancias, además de conducción temeraria.
- Problemas familiares y desafíos en la crianza.
Enfoques terapéuticos recomendados para el tratamiento del TDAH
Existen líneas de tratamiento diferentes en relación con el TDAH. La más consolidada y con mayor evidencia científica hace referencia al tratamiento cognitivo-conductual que puede incluir intervenciones psicoeducativas sobre el TDAH, estrategias para el manejo de la ansiedad, para el manejo de pensamientos negativos, técnicas de autocontrol y gestión emocional, entrenamiento en autoinstrucciones, entrenamiento en toma de decisiones y análisis de consecuencias, técnicas de planificación y organización del tiempo, de tareas y actividades, técnicas de control de estímulos, entrenamiento en habilidades sociales, técnicas de entrenamiento de refuerzo positivo, pautas para el establecimiento de normas y límites… También es importante trabajar y poder hacer las adaptaciones necesarias en el ámbito escolar y laboral.
El uso de medicación es otro enfoque terapéutico en el tratamiento del TDAH. Las personas con TDAH tienen déficits en los neurotransmisores cerebrales de dopamina y noradrenalina, es decir, tienen una menor liberación de estos dos neurotransmisores a nivel cerebral. A través de la medicación se puede mejorar y potenciar los niveles de atención y autocontrol, mejorar la inhibición de impulsos y aumentar la motivación. El uso de la medicación no soluciona el problema por sí sola, pero puede ayudar a la persona siempre que vaya unida a un proceso psicoterapéutico.
Por lo tanto, es importante que, si tienes sospechas de que puedes tener TDAH, busques ayuda para que el profesional que realiza la evaluación y el diagnóstico de TDAH pueda realizar una historia clínica completa, realizar las pruebas de evaluación necesarias, así como diseñar el plan de intervención adecuado para ti. Desde Psiquesonora podemos acompañarte en tu proceso.